El reportaje de familias a domicilio es muy individual. Cuándo se trata de niños, captar sentimientos y sensaciones es complicado ya que posar ante las cámaras les acaba por aburrir, y suele dar mejor resultado permanecer de espectador, captar momentos naturales y espontáneos, dejar a los niños montarse su historia, ya sea ellos solos o junto a sus padres.
Hacer éstos reportajes me hace muchísima ilusión. Por mucho que lleves cosas preparadas los niños, son niños, y hay que adaptarse, improvisar e intentar pillarles en esos momentos de juego y diversión, o mientras piensan en sus cosas y están abstraídos.
Por eso en mi opinión, no hay dos reportajes de éste tipo iguales, ya que cada niño es distinto, y se trata de intentar captar con la cámara la esencia y carácter de cada uno, además de que los lugares y horas cambian. Los que tenemos niños, sabemos que si no duermen la siesta, por ejemplo, pueden estar más cansados y aguantan menos.
Recuerdo un día caluroso de julio haciendo el reportaje a las 12 del medio día, en el que por cierto, los niños se portaron fenomenal. Los niños se disfrazaron, jugaron con globos, pompas gigantes y pequeñas, con sus padres o en solitario en casa y en el parque.
Fueron momentos únicos y mágicos que todos recordaremos, y que la mamá ya se encargó de colocar las fotos enmarcadas en la entrada de su casa.